domingo, 23 de octubre de 2011

INTRODUCCIÓN.- PRIMER AVANCE

INTRODUCCIÓN

Sin lugar a dudas, como bien lo dice Miguel López Melero (2011:53), la escuela pública, es el lugar en el que los niños y las niñas aprenden a comprender lo público, el lugar en donde empiezan a respetar las diferencias de las personas como un valor.

La escuela pública es en consecuencia, el espacio en el que los docentes debemos dirigir acciones para favorecer ese proceso que permita a los alumnos aprender en un clima de trabajo incluyente y democrático. El espacio en el que habrán de cristalizarse las acciones que permitan a los estudiantes desarrollar todo su potencial.

Para lograr esto, los planes y programas de estudio vigentes, dirigen nuestra actuación hacia el desarrollo de competencias, esto, en respuesta a las tendencias educativas a nivel internacional, que buscan responder a las necesidades de una sociedad en la que se ha abierto una brecha demasiado profunda entre diferentes sectores de la población que se traduce en falta de oportunidades para un amplio sector de la población mundial.

Se pretende también la puesta en marcha de prácticas educativas en las que se revalore el necesario respeto hacia los otros, hacia nosotros y hacia la propia naturaleza de la que formamos parte como un ecosistema.

En países de América Latina, vemos una importante proliferación de propuestas educativas desde las cuales se busca encontrar cause en las prácticas escolares rumbo a la construcción de comunidades escolares inclusivas. Es así que escuchamos hablar de educar en (y para) la democracia; de una escuela hospitalaria; de atención a la diversidad; de una educación en la equidad; de prácticas ecopedagógicas; de la pedagogía del amor; de la resolución de conflictos en la escuela, entre otras propuestas que resultan novedosas e innovadoras pero cuyo origen lo podemos encontrar en la búsqueda de soluciones desde la escuela a los problemas que enfrenta la sociedad actual.

En este contexto, la palabra educación, adquiere un significado particular en cada individuo, ya sea que se asuma como “mejora”, “avance”, “innovación”, “transformación” e “investigación” y más para los educandos y educadores. En el caso del profesorado, estas connotaciones trascienden a la cotidianidad del concepto, incorporando elementos afines a la planeación, la evaluación y la programación, así como el reconocimiento de los factores que intervienen en el proceso educativo.

Las respuestas que de manera oficial se han dado, distan mucho de constituir un esfuerzo dirigido a la construcción de una escuela que atienda a la diversidad en el amplio significado que esto representa pues las diferentes instancias responsables de la instrumentación del currículo en nuestro país, parecen no estar enteradas de las carencias y necesidades de la sociedad. Por tanto “Trabajar con la diversidad, significa respetar las diferencias sin olvidar nunca que la escuela asume la responsabilidad de garantizar un horizonte de igualdad para todos” (Pre-diseño curricular para la Educación General Básica citado por Anijovich y Malbergier, 2004: 22)

Parecen también no querer escuchar las voces que hablan de una renovación de la cultura, la política y la práctica docente, tal y como lo hacen las orientaciones que a nivel latinoamericano se están gestando desde hace varias décadas y que ponen en evidencia la urgencia de innovar la educación en la sociedad del conocimiento. Ya que

“La vida en sociedad determina en gran medida el quehacer de sus integrantes, brindándoles también exigencias por cubrir y oportunidades de crecimiento personal que, por desgracia, se ven cada vez más reducidas. La complejidad de la sociedad actual demanda de la escuela y sus actores principales el desarrollo de competencias” (SEP, 2011: 24)

Nos queda entonces la posibilidad de sumar esfuerzos individuales desde nuestros respectivos espacios de actuación, recuperando las premisas de un paradigma educativo con el cual nos identificamos y que se erige como una respuesta educativa a la consolidación de una cultura del respeto a la diversidad.

Es así que se ha propuesto en este trabajo, llevar a cabo un ejercicio investigativo, tomando como punto de partida el centro escolar en el que se labora como docente de Telesecundaria, con el propósito fundamental de obtener información que nos permita determinar las barreras al aprendizaje y la participación que se están gestando en el seno de la comunidad escolar, para posteriormente poder plantear una estrategia de intervención que nos ayude, desde las premisas fundamentales de la educación inclusiva, dirigir acciones destinadas a abatir dichas barreras y favorecer el proceso de enseñanza y aprendizaje de todo el alumnado.
Este trabajo representa, un reto muy importante en la formación profesional, toda vez que en el contexto de la Educación Secundaria en la modalidad de Telesecundaria, implementar estrategias de atención a la diversidad resulta complicado dadas las características de una didáctica basada en la tecnología. No obstante, estamos convencido de que una de las responsabilidades como docente, es la de hacer todo lo que esté en nuestras manos para crear ambientes de aprendizaje incluyentes, no segregadoras, en donde todos los alumnos que asisten a clase, se sientan acogidos, respetados, aceptados y valorados.

Para lograrlo es necesario partir de una reflexión personal sobre la actuación docente, de la instrumentación de un trabajo colaborativo como de un diagnóstico socioeducativo, ya que como bien lo menciona Miguel López Melero:

El desarrollo profesional del docente no sólo proviene de una mejora en la práctica, sino también de un tiempo de reflexión compartida con los colegas sobre modos y estilos de enseñanza, y del consiguiente análisis y puesta en común de las dificultades encontradas en la propia práctica" (López, 2011: 69)

Es por eso que en la escuela, se debe trabajar en colegiado, organizar con un plan de trabajo nuestro quehacer de modo que podamos innovar en las clases, para esto se requiere partir de un diagnóstico de necesidades que nos permita detectar las problemáticas que enfrenta la escuela y poder brindar mecanismos de solución.

Considerando que la investigación cualitativa, desde la perspectiva de la investigación-acción, favorece la recuperación de la práctica profesional sobre una problemática determinada, así como la evaluación y el análisis de elementos contextuales y teóricos para la implementación de estrategias de intervención, desde lo cual, el profesor se asume como sujeto y objeto de investigación, se ha optado por el desarrollo de un Proyecto de intervención socioeducativo.

El proyecto de intervención socioeducativo, que se propone desarrollar, se inserta en lo que Arturo Álvarez Balandra y Virgina Álvarez Tenorio, catedráticos e investigadores de la Unidad UPN Ajusco, denominan Investigación de intervención y que se orienta a:

Definir condiciones de mediación en las que el investigador o alguien interviene en pro de ver qué cambios se dan en el proceso; actuar investigativo que puede o no orientarse de manera libre o de manera experimental involucrando acciones, sujetos o recursos (por lo regular didácticos) que buscan un cambio para la mejora de la educación. Un tipo de investigación que en ciertos casos se vincula con la investigación para la docencia. (Álvarez y Álvarez; 2008: 40-49)

La línea temática definida para el desarrollo de este proyecto de intervención, es la de Procesos de administración y gestión de la implementación de estrategias de atención a la diversidad, definida como aquella que se ubica entre dimensiones distintas y complementarias que van desde procesos de organización de una escuela, hasta la totalidad de la estructura institucional, en torno a un proyecto educativo, en el seno del sistema educativo, en este caso, de la atención a la diversidad. (Álvarez y Álvarez; 2008)

En el primer capítulo la intención es: presentar en este documento que está conformado por 3 apartados. En el primero, se menciona una contextualización de la institución escolar, enfatizando para ello en la visión y misión institucional que rigen el proceso de enseñanza aprendizaje; la infraestructura con la que cuenta el plantel educativo, así como los planes y programas de estudio que en ella se ponen en marcha.

En el segundo apartado se hace referencia a las características de las dimensiones de la “tríada inclusiva”, considerada por Álvaro Marchesi Ullastres como: "...el derecho de todos los alumnos a aprender en condiciones semejantes, en el valor del grupo de iguales para reforzar la cooperación y el compromiso de la comunidad educativa con todos los alumnos (Marchesi citado por Sánchez; 2004).

Para el análisis de la tríada inclusiva en esta ocasión, se han tomado en cuenta las dimensiones referidas por Tony Booth y Mel Ainscow (2000), de la cultura, la política y la práctica, para determinar las condiciones que en esta comunidad escolar, se constituyen en barreras al aprendizaje y la participación de todo el alumnado, limitando así, la implementación de una educación de calidad e incluyente.

Finalmente, teniendo en cuenta el papel que se desempeña como miembro de la comunidad escolar, se da la tarea de hacer una breve descripción analítica de la práctica docente en condiciones reales de trabajo.

La información contenida en este primer capítulo, constituye la base en la implementación de mecanismos para que todos los alumnos puedan acceder a una educación de calidad, una educación para todos
Puesto que se requiere de una educación inclusiva para la población actual, que responda a todos los sectores de la sociedad y esto implica ir construyendo juntos una sociedad más justa y equitativa. De acuerdo con la UNESCO:

“ La educación inclusiva es un proceso que entraña la transformación de las escuelas y otros centros de aprendizaje para atender a todos los niños, tanto varones como niñas, a alumnos de minorías étnicas, a los educandos afectados por el VIH y el SIDA y a los discapacitados y niños y niñas con dificultades de aprendizaje" (UNESCO citado por SEP, 2010: 70)

Para terminar esta introducción, no olvidemos que la educación inclusiva forma parte del nuevo paradigma educativo, del que todos los educadores formamos parte, puesto que somos agentes de cambio, y este cambio justamente se debe dar en las aulas, para poder desarrollar un nuevo enfoque que atienda a esa diversidad de la que hemos estado tratando, y no solo se queda ahí sino realmente poderla llevar a la práctica por medio de estrategias que favorezcan las necesidades, estilos de aprendizaje y formas de aprender de nuestros estudiantes.

1 comentario:

  1. Esto es el principio, faltan detalles que poco a poco se irán puliendo, espero sus comentarios y sugerencias

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